25º aniversario de la compañía en Rosate

La mudanza fue el mejor punto de partida para el crecimiento de la empresa. Pero todavía faltaba algo. Era el corazón italiano de Schattdecor, formado por todos los colegas de ese entonces y de ahora. Ese corazón tenía que crecer, por supuesto. Y así fue.

Michela Avancini, del departamento de Diseño y Comunicación, aún recuerda bien los preparativos y la ceremonia de inauguración de 1998: “Estábamos todos muy emocionados", cuenta, "todo estaba organizado hasta el último detalle, montamos una escenografía para simbolizar nuestras raíces en Cartiere Binda, nuestro carácter internacional y nuestra innovación. Fue un comienzo muy positivo, que incluyó música folclórica bávara, por supuesto, para el exitoso nuevo milenio que estaba por llegar.”

Marco Aquino, Director en Italia, también recuerda con cariño sus inicios: "Mi primer día de trabajo después de terminar mis estudios fue también el día en que me contrataron en Schattdecor: el 4 de noviembre de 1996. Tuve la suerte de pasar más de un año en Thansau, trabajando en varios departamentos. Fue una gran experiencia que me ayudó profesionalmente y me permitió conocer el idioma alemán y, sobre todo, el ambiente hospitalario y festivo de los bávaros. Continuar el trabajo en Rosate fue muy motivador y lo sigue siendo: en 25 años nunca hemos estado quietos, experimentamos desarrollos, metamorfosis y cambios, por lo que literalmente nunca nos aburrimos. Y todo ello en el ambiente de una gran empresa internacional que, a pesar de su expansión, sigue manteniendo y honrando la filosofía de nuestro fundador Walter Schatt".

Lino Campanalonga, hoy Jefe de Impregnación, recuerda: "El miedo y la incertidumbre sobre los cambios en la empresa Cartiere Binda en aquella época y también la desconfianza hacia nuestros nuevos colegas alemanes se disiparon en un instante cuando Walter Schatt me saludó con su mano manchada de tinta con toda naturalidad durante una visita a la planta de producción. O cuando un día esperó hasta las 10 de la noche para regalarme un enterito por el nacimiento de mi hijo Simone. Fue entonces cuando me di cuenta de que había comenzado una nueva etapa: aquí no somos un número de personal, sino personas. Somos parte de una gran familia internacional, que hoy incluye también a Simone como operador de máquinas en nuestro departamento de Impregnación"